Los asesinos es un cuento literario dotado de un estilo conciso y abierto con diálogos. La situación que transcurre en el restaurante de Henry en el pueblo de Summit. Al y Max, los asesinos, se instalan en el restaurante, a la espera de su "blanco", llamado Ole Andreson, más conocido como El Sueco. Ellos sabían que Ole iría al restaurante ya que suele ir todas las noches. Su propósito es matar al Sueco, se desconoce el motivo del asesinato, lo que nos da a entender que "alguien" los ha mandando a matarlo.
Al y Max, mientras retienen a los empleados del lugar, aguardan a la espera de Ole Andreson, quien finalmente no concurre a la supuesta escena del crimen, el restaurante. Nick, un cliente, decide ir y presentarse en la pensión Hirsch donde vive El Sueco para advertirle sobre lo que ocurrió en la cafetería. El boxeador, Ole Andreson, desganado y de pocas palabras, se niega a explicar el motivo de por qué su vida corre riesgo aunque dice "me metí donde no debía...", lo que nos deja pensando qué es lo que ocurrió. De esta forma, Nick sin más que decir y al haber intentado todo, vuelve al restaurante y avisa su retirada del pueblo.
En este relato, podemos atender varios temas. En primer lugar, el cuento expresa la actitud pesimista y escéptica de su autor, que se ve reflejada en El Sueco, quien expone la inutilidad de intentar escapar del aciago destino. Además, el texto deja en claro varias cosas: los asesinos del título no asesinan, la muerte anunciada no se concreta, El Sueco no escapa, Nick advierte pero se va y la ausencia total de acciones concretas cuando dice "No se puede hacer nada", genera un clima de desesperanza.
Ernest utiliza diversos recursos como concentrar la filosofía del relato corto, la elipsis la cual propone que hay dos o más asesinos y la muerte final anunciada, que se entiende que ocurre, no se encuentra narrada. Y por último, la irrupción de la violencia en un mundo de inocentes (los empleados del restaurante) cuando se refiere a "chico vivo y listo".
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