Escena de lectura: "Bendita pandemia"

“Escena de lectura”

Taller de Expresión I (Cátedra de Teresita Vernino)

Bendita la pandemia 

El 25 de agosto de 2020, conocí a una de las personas que más quiero en mi vida. Recuerdo, allá por marzo, cuando el Covid-19 llegó a nuestro país para encerrarnos a todos en nuestras casas, alejándonos de todo. También, me acuerdo que un día antes que impongan el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), festejé mi cumpleaños rodeada de mi familia y amigas, fue el último festejo “normal” antes de toda esta locura de la pandemia. En realidad no fue una locura, fue lo que nos tocó y tocó vivir, inimaginable para todos. Sin embargo, los primeros meses de cuarentena fueron duros, ya no sabíamos qué hacer de nuestras vidas. Todas las actividades tenían un escenario común: la casa. Desde que nos despertábamos hasta apoyar la cabeza en la almohada, permanecíamos en casa. Personalmente y a muchos otros estudiantes, nos tocó vivir los primeros años de cbc y carrera en virtualidad, lo que ayudó pero no tanto. Es cómodo levantarse de la cama, dar dos pasos y estar en la clase; pero todos queremos vivir la experiencia de tomarse el colectivo e ir a clases. 

Retomando lo que estaba mencionando al principio, la pandemia y la virtualidad me fueron de gran ayuda para conocer a esta personita que tan bien me hace. Por allá, en agosto, me encontraba realizando un curso de Diseño de Experiencias de Usuario, en el lugar que actualmente trabajo, llamado Coderhouse. A su vez, estaba transitando el Ciclo Básico Común, pero eran tantas horas dentro de casa, que había que aprovecharlo al máximo. Quería estudiar y hacer todos los cursos que pudiese; pero nunca pensé que la pandemia contribuiría a conocer nuevas personas y crear vínculos. Así fue como, de un día para el otro, a través de redes sociales, conocí a Gonzalo. Fue algo completamente inesperado y cien por ciento casual. La conexión que teníamos sobrepasaba nuestros teléfonos, nos pasábamos charlando todos los días a toda hora, sin cansarnos de conocer y saber del otro. Cada día que pasaba, mis ganas de conocerlo crecían y crecían. En ese momento, había cuarentena estricta, tenías que sacar el permiso de circulación para poder salir de casa; y eso, nos hacía pensar que el día de conocernos estaba cada vez más lejos. 

De todas formas, el destino sabía que nos debíamos cruzar en algún momento y, ese momento llegó 19 días después de comenzar a escribirnos. Él estaba con tantas ansias como yo de vernos. Estábamos charlando por Whatsapp, hasta que él tomó la posta y me preguntó si podíamos ir a tomar el té. Yo, muy contenta y feliz, acepté. Quedamos a las 18:30 hs., en la puerta de mi casa. Me avisó que su teléfono sólo funcionaba con Wifi, por lo que me pidió que esté en la puerta a esa hora exacta. Me sentí por un momento, en la época en la que no había celulares y los encuentros se arreglaban poniendo simplemente fecha, hora y lugar. Mi abuela me decía que, cuando ella tenía mi edad, se arreglaban las “juntadas” de esa forma. Igualmente, esto no impidió que nos conociéramos. 

Sin decir más, ese martes 25 por la tarde en mi casa, estaba yo desesperada en mi cuarto viendo qué ponerme. Quería estar casual y linda. Abrí las puertas blancas de mi placard y miré las repisas marrones, buscando mi jean negro favorito. Estaba en la pila de jeans, con el resto. Lo saqué con mucha decisión, aunque la pila de pantalones se cayó para un costado. Luego, me saque el pantalón gris de estar que tenía puesto, dejándolo tirado en el piso. Agarré el jean y me lo puse. Hace mucho que no lo usaba, ya que para estar en casa, usaba el pijama o algo cómodo. Me puse a saltar mientras el jean se calzaba en mi, para que me entre. Lo cerré y abroché el botón. Ahora, tenía que pensar qué remera linda o arreglada, y que me combinara, podría ponerme...Fui a la segura, una blusa blanca con minis florecitas rosas corta. Entonces, me puse un corpiño color hueso para que no se contrastará con la remera y me la puse. Acto seguido, me miré frente a mi espejo alargado blanco, apoyado a mi pared y me gustó. Para estar más segura, me miré unos minutos más y comprobé que ese era el look. Ya lista y cambiada, fui a mi baño, que se encuentra dentro de mi cuarto, en suite. Me mire al espejo y agarré de mi nécessaire las pinturas que comúnmente uso para hacer de mi cara algo más lindo. Base, corrector, sombra, rimmel y hightler, mis elegidos de siempre. Los apliqué en mi cara, con un poco de rapidez. Me estaba apurando sin sentido, tenía tiempo; pero, estaba tan feliz que mi cabeza y cuerpo iban a otra velocidad. 

El día fue pasando, hasta que se hicieron las seis y medía de la tarde. Estaba ya lista y con muchas ganas de conocerlo. No había forma de saber si había llegado, entonces agarre mi campera de jean y bandolera negra, y salí afuera. Al abrir la puerta de casa, miré hacia todos lados, y no lo veía. También, tenía un problema: no sabía en qué auto ni patente estaba. Era cuestión de suerte encontrarnos. Entonces, me quedé sentada en la puerta, siguiendo con la mirada los autos que se cruzaban. El tiempo pasaba y pasaba, decidí ponerme los auriculares y escuchar una de mis canciones preferidas de Jorge Drexler llamada “Telefonía”. Estaba sonando el principio de la canción y fui interrumpida por él, en un Ford Focus gris. Claramente, no estaba segura de que fuese él, pero vi bajar a un chico de estatura media con una remera blanca y jeans. Hicimos contacto visual y sonreímos los dos. Fue esa sonrisa de “por fin te conocí”. Me acerco, algo nerviosa pero contenta al fin, nos saludamos con un beso en el cachete y subimos al auto. Casualmente, estaba sonando la misma canción de Jorge Drexler, que estaba por escuchar antes de que él llegue. Fue un momento único y espontáneo. Lo miré y le dije “Sabes que estaba escuchando la misma canción mientras te esperaba, me encanta”. Y le sonreí. Mi cuerpo era música y mi panza, llena de mariposas, como suelen decir cuando estás enamorado. Luego, él me respondió “¡No puede ser! Esto es pura coincidencia. A mi también me gusta escuchar a Jorge Drexler, siempre en el auto pongo una playlist de él”. Y era cierto, fue la casualidad de la vida y un recuerdo que hoy en día, lo contamos y nadie nos cree. 

Ambos empezamos a cantar la letra, mientras él manejaba, yo lo miraba con atención. Y decíamos “Que viva la telefonía, en todas sus variantes. Pensando estaba, que te me escabullías…”. Y además, no era solo la canción la casualidad, sino también que la letra nos define. En medio de una pandemia, sumado a la cuarentena y los riesgos de conocer a una persona fuera de tu círculo por miedo al contagio, los teléfonos hicieron que nos conectaramos y nos cruzáramos; porque para el amor no existen fronteras. Por eso, cuando Jorge Drexler dice “Bendita cada onda, cada cable. Bendita radiación de las antenas. Mientras sea tu voz la que me hable. Como me hablaste hace un minuto apenas…”, nosotros nos sentimos perfectamente identificados. Personalmente yo cambiaría la letra por “bendita pandemia”, porque decir que te conociste en pandemia, es algo loco y fuera de serie. 

Cada vez que escucho esta canción sola o acompañada por mi novio, se me pone la piel de gallina y la sonrisa que se me hace es inmensa. Empiezo a imaginar la escena que relaté recién sobre cómo nos conocimos. Me genera paz, tranquilidad, amor, fortaleza, confianza, entre muchas otras. Me siento linda y amada, lo que me hace sentir mejor a mi misma. Siempre me costó quererme y mi novio, todos los días, me da ese amor que me cuesta. Me enseña a quererme más y a valorarme como persona. No es solo la canción, es el y la canción, lo que hacen que yo sea feliz y tenga mi cabeza serena. El amor propio es importante; dicen que para amar a otros, debemos amarnos a uno mismo. Eso intento. Gracias a esta personita que se apareció en mi vida, estoy construyendo ese amor a mi misma, como también dándole ese amor a él. Porque para recibir, hay que dar. 


BIBLIOGRAFÍA

Módulo “Escena de Lectura” Taller de Expresión I (Cátedra de Teresita Vernino) https://docs.google.com/document/d/1B61HqZpTvE1KnIrspQ1xu4t5yPVpVEXE/edit 

Taller de Expresión I: Descripción, primera parte. Selección de textos: Alicia Méndez. 

https://docs.google.com/document/d/16p3TtnQ9pixPjHwkVPzuzWX0rRM7BqKT/edit?usp=sharing&ouid=107557203988584866676&rtpof=true&sd=true 


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